Hoy en día rara es la persona que no lleve una pulsera de actividad, un reloj inteligente, un móvil de última generación, un coche conectado, en definitiva, tecnología allá donde mires. Y quizá, estemos demasiado locos por la tecnología, ya que parece que si no la tenemos no sabemos hacer ejercicio, conducir, comer o hacer cualquier cosa, porque la tecnología no ayuda (o nos indica), cómo tenemos que hacerlo.
Este verano hemos intentado pasar completamente de la tecnología, y es muy complicado, ya que te mantiene en contacto con tu entorno, te ayuda a estar informado, evita discusiones acerca de cosas, que simplemente buscas en el móvil y tienes la respuesta, en definitiva, volver a tiempos (no muy lejanos), en los que la forma de comunicarse era el teléfono fijo, el gps, era bajar la ventanilla y preguntar y las redes sociales era ir a un bar y charlar con los vecinos, no es nada fácil, porque tenemos la tecnología demasiado metida en nuestro día a día.
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