Seguro que os ha pasado en alguna ocasión, tenéis enfrente a una persona que dice algo y aunque sepa que se está equivocando, sigue adelante, con la errónea decisión, únicamente por su orgullo. Lo malo, es cuando además, la errónea decisión, pasa por quitar algo, que está bien hecho y una vez quitado, haya que volver a hacerlo igual que estaba. Y eso, aunque parezca increíble pasa.
Por poneros un ejemplo que nos lo ilustre, nos ha llegado a ocurrir en un proyecto, que tenemos que quitar una parte del software, porque en esa fase no estaba prevista la implantación, para volverlo a poner exactamente de la misma manera, cuando está previsto. Y eso, como decíamos, en una construcción de software no es muy grave, pero por ejemplo si tienes que tirar una construcción, por una decisión judicial, por el orgullo de un juez. Se puede dar que el dueño al que se le tire, lo vuelva a construir, ya que la decisión judicial es errónea.
Al final, lo mejor que puedes hacer es lo que dice el título, si te has equivocado, o bien otro se ha equivocado y tú has arrastrado la equivocación, aparcar tu orgullo y cambiar de opinión, no pasa nada y todos los implicados lo agradecerán.
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