Cuando estamos en un equipo, hay compañeros y compañeros. Hay algunos compañeros, a los que casi puedes considerar amigos y otros que son lo opuesto, no enemigos, pero, desde luego, nada amigos. Y claro, cómo tratas a unos y a otros. Pues, por desgracia, casi siempre tratamos peor a los amigos, ya que entenderán que para que salga el proyecto, los que no lo son tanto, deben ayudar.
En nuestra opinión es un completo error, en un equipo, todos tienen que empujar para conseguir el objetivo y quien no lo haga, debe salir del equipo. Quizá en política, sea algo más complicado, por aquello de tener una mayoría, que en ocasiones complica las cosas (sólo hay que ver el gobierno de España, con los presupuestos), pero fuera de ese mundo, que es cosa a parte, hay que hacer lo mejor para el proyecto, siempre, caiga quien caiga. Y ya que hemos hablado de política, también deberíamos hacerlo, aunque nos cueste una dimisión y quedarnos fuera, pero si se persigue la excelencia, hay que arriesgar, a pesar de perder apoyos, que no buscan el bien común.
En definitiva, que nunca trates de menos a tus amigos, sólo porque pienses que siempre van a estar a tu lado, también tienen un límite y antes o después llegarán a él y entonces, en tu equipo, no te quedará nadie en quien apoyarte.
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