Cuando llegas a una empresa y te incorporas a un equipo, si te toca estar en "la batalla", trabajarás más o menos, pero te acoplarás al ritmo que tengan marcado. Ahora bien, si lo que eres es el responsable del equipo, lo normal es que pidas que trabajen al ritmo que te guste y aquí pueden pasar dos cosas, que tu ritmo sea menor que el ellos tienen y todo funcionará bien, o que te toque un equipo que trabaja a un ritmo menor, por lo que cuando intentes imponer uno superior, las cosas no funcionarán.
En este último caso es cuando tienes que sacar tu mano izquierda, porque no puedes imponer el ritmo sin más, ya que seguro que el equipo se rebelará y al final, te quedarás solo y probablemente te acabarán echando. Ahora bien, puedes optar por imprimir velocidad poco a poco, de manera que, aunque sea más lento al principio, en unos meses y casi sin darse cuenta, todos estarán trabajando a tu ritmo, pero sin traumas, lo que te facilitará el trabajo.
En definitiva, que los cambios de equipos no son sencillos, ya que tienes que luchar contra vicios, que no te van a gustar y que querrás corregir, por lo que, ármate de paciencia y al final, conseguirás tu objetivo.
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