A veces la tecnología, por muy bien que esté, simplemente falla. Ayer nos costó un poco de vergüenza (poco, por estar entre amigos), ya que salimos de cena y al ir a pagar, no habíamos sacado dinero y nos faltaban 4 euros, tan contentos los que teníamos tarjeta, procedimos a pagar y los que teníamos ING, nos denegaba las operaciones. Al resto les dejaron, pero a los que teníamos ING no hubo forma. Más tarde, llamamos a ING y efectivamente nos dijeron que entre las 23:00 y las 00:00, aproximadamente, se había caído el sistema de gestión de tarjetas (como siempre, un sistema que tienen subcontratado), y claro, se rechazaron todas las transacciones.
Dentro de lo anecdótico, que no lo es tanto, ya que si en lugar de una cena entre amigos, es una cena importante, en la que además invitas, quedas realmente mal, no entendemos, como un banco que se aplaude por lo avanzado que es en tecnología, que todo se puede hacer en remoto, que a la oficina prácticamente no hay que ir, permita que un tercero, les juegue esa mala pasada. Es más, si tan bueno es, debería ser capaz de gestionar toda la tecnología por sí mismo, sin necesitar terceros para nada y desde luego, el no tener un sistema de respaldo, para que cuando caiga uno entre el de respaldo y se encargue de todo, es un error.
Pero bueno, como siempre, las finanzas, dividir el negocio, diluir responsabilidad, etc... es mucho más importante que da un bien servicio. Y poco a poco, todos van cayendo en lo mismo, lo que es una auténtica lástima.
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