En los proyectos llega un momento en que los tiempos, a los que estás comprometido, se empiezan a cumplir y ves que no llegas a ellos. En ese momento, tienes dos opciones, acabar el proyecto de cualquier manera o intentar negociar con el cliente, una ampliación de los mismos. Pero no siempre, es posible la última opción y tienes que acabar de cualquier manera.
Por eso, siempre recomendamos dar fechas muy amplias, de manera que cuando llegue el momento, puedas cumplirlas. Además es muy recomendable hacerlo así, ya que por lo general, el cliente te recortará y el proyecto te demandará tiempo extra, por lo que cuanto mayor sea tu colchón, menos tendrás que acabar apurado.
No obstante, lo mejor es dar una buena planificación, pactada con el cliente, y hacer un seguimiento de la misma, para negociar las desviaciones lo antes posible, de modo que, poco a poco, vayas arañando al cliente tiempo, que es mucho más fácil, que arañar al final del proyecto todo el tiempo que te falta.
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