Los arquitectos se empeñan en hacer diseños preciosos de zonas públicas y no se dan cuenta, que tiene poco sentido, ya que cuanto más bonito y colorido sea, más atrae al vandalismo y junto a que el diseño es caro, el mantenimiento se dispara, lo que hace que tenga poco sentido. En nuestra opinión, para las zonas públicas, cuanto menos llamativo sea, se construya con materiales más toscos y sea más fácil de mantener mejor.
Y cuando hablamos de zonas públicas, no nos referimos a zonas controladas, como un teatro, un museo, etc... nos referimos a las no controladas, parques, vías públicas, etc... Por lo que a lo que nos referimos es que poner papeleras de diseño, con mucho color en una calle, lo que traerá consigo es vandalismo y un buen dinero en reparaciones, así que al final lo que se tiene es mobiliario feo, tosco, pero útil y de bajo mantenimiento.
El día que nos demos cuenta que lo público es de todos, y cuando decimos todos, es todo el que pasa por esas zonas, por lo tanto, si queremos mobiliario de calidad en nuestro entorno, peleemos porque el que tenemos sea respetado, por nosotros y por todo aquel al que veamos que lo maltrata, recriminando sus actos.
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