Debido al egoísmo de las personas, solemos pensar siempre en el corto plazo y en las metas inmediatas, lo que hace que no pensemos en lo contrario, el largo plazo y los beneficios mayores, esto es, las metas grandes, que poco tienen que ver con las inmediatas. Y así, cuando queremos transformar algo en una empresa, los que tienen que remar para conseguir eso, como no vean en el corto plazo un beneficio, no ayudarán en nada a su consecución.
El problema es cómo convencer a los que están en contra, por lo dicho anteriormente, de que es lo mejor. Es complicado, ya que muchos pensarán que van a ayudar a conseguir ese objetivo lejano, y que, para cuando se consiga, ellos no podrán disfrutar del éxito del mismo, por lo que se enrocarán en el no.
En nuestra opinión, todo objetivo lejano, debe ir acompañado de objetivos a corto, que puedan echar una mano a los indecisos y egoístas, para apoyarlo y conseguir llegar. Y si aún así, siguen enrocados en el no, sólo queda la opción de que se den cuenta, que con su actitud, lo único que conseguirán es tener enfrente un muro, que no les dará nada, ya no sólo a corto plazo, tampoco a largo plazo. Incluso, hacer ver a los que estén indecisos o apoyando el plan principal, que el problema son los que están cerrados en el no, consiguiendo que se enfrente, y al final, no les quede más remedio que aceptar, que el plan principal es el mejor.
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