En muchas ocasiones, cuando quieres fastidiar a alguien, procuras que no le salgan las cosas, le pones trabas para hacer su trabajo, en definitiva intentas que quede en evidencia permanentemente, para poder decir la estupenda persona que eres tú, respecto de la persona a la que quieres fastidiar.
Pues bien, en la mayoría de los casos, efectivamente a esa persona, puede que la estés fastidiando, pero seguro que nunca te has parado a pensar a cuántas más personas, que no tienen ninguna culpa, estás haciendo el mismo (o mayor) daño.
Y es que, lo que se suele llamar daños colaterales, casi nuca se pueden justificar. Por lo tanto, haz tu trabajo, deja que el resto haga el suyo y todos aquellos que no se merezcan estar en algún sitio, antes o después, el tiempo los pondrá en su lugar.
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