Cuando en tu empresa elaboras un folleto, pones ofertas, lo imprimes en un papel que sea atractivo, compras datos de tu público objetivo, preparas un buzoneo integral y no obtienes el resultado esperado, empiezas a mirar qué es lo que ha fallado y claro, no siempre lo encuentras, porque buscas en la cadena que has seguido en su elaboración y no en los pequeños detalles, como que el que mete tu folleto en el cliente potencial, lo deje por fuera, en un buzón exterior, que hace que tu folleto se empape y además, que el resto de cartas de tu potencial cliente, también, porque la solapa del buzón, que es la que impide que entre agua, quien lo ha buzoneado, al dejarlo fuera, la deja abierta y el agua entra, mojando el resto del correo. Al final, una mala ejecución en el último paso, ha hecho que todo el trabajo se vaya al traste.
Por lo tanto, cuando quieras hacer algo, no descuides lo grande, ya que es la parte más importante, pero tampoco los pequeños detalles, o al final, el objetivo que persigues, puede ser justo el contrario al que esperas.
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