Es impresionante lo conectados que estamos, es algo que no podemos negar, raro es ver a alguien que no tenga en sus manos un móvil (más potente que muchos ordenadores de hace tan sólo 20 años) y esté trasteando con él. Pero lo más increíble es que niños de muy corta edad, apenas 10 años, lleguen y te pregunten "¿sabe cuál es la WiFi de aquí?" Tienen tan metido en su ADN que todo está conectado, que no paran de ver cosas en sus dispositivos y claro, como en casa les dan los datos justos, están como locos buscando redes gratuitas que les permitan conectarse sin límite.
Y en este punto tenemos sentimientos bastante encontrados, por un lado nos encanta que la tecnología esté metida hasta lo más profundo de nuestro ser (sobre todo en los más pequeños) y por otro que seamos tan dependientes de ella, haciendo que los pequeños no sepan divertirse, si no hay tecnología por medio.
Pero es el futuro, un futuro en el que tendremos enchufada hasta la lavadora y que los que estén desenchufados, directamente no estarán.
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