En no pocas ocasiones hay personas que intentan convencerte de algo, a base de dar explicaciones de lo maravilloso y sencillo que es. Pero claro, si tú no has hecho algo, tan sencillo y maravilloso, le explicas las razones y no le es suficiente, sólo queda una razón, que es cortar en seco esa conversación.
Cuando éramos pequeños, ya lo hacían nuestros mayores con un "porque lo digo yo". Y ahora hay que hacer lo mismo, pero adaptando la frase.
A nosotros nos ha pasado no hace mucho, sobre un pequeño problema que teníamos en el departamento, pero no sabíamos cómo solucionarlo. Luego llegó el "listo" de turno y no paraba de explicarnos cómo solucionarlo, con todas las soluciones que intentamos aplicar, por lo que, llegado un momento, simplemente lee dijimos, que ese problema era el último de nuestras prioridades, momento en que se acabó la conversación.
Y es cierto que no nos gusta hacerlo, pero en bastantes ocasiones, de vedad, que no queda otra opción.
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