En cualquier proyecto, a la hora de hacer las cosas, hay momentos de tensión, en los que hay que tomar decisiones, para seguir un camino u otro. Esta forma es la habitual de seguir un proyecto y hasta que se acaba, funciona así, cada vez que hay un imprevisto.
El problema viene cuando todo lo que sucede, por nimio que sea, se convierte en una alarma que hay que apagar. Cuando eso sucede, las cosas dejan de verse como problemas que hay que solucionar, para ser alarmas difíciles de solucionar, o bien, simplemente dejan de ser hasta problemas, lo que dificulta y mucho, la forma de resolverlos.
Por eso, es muy importante, que a cada problema se le asigne una importancia y desde luego no sea una prioridad máxima que genere una alarma, si no la que realmente tiene y cuya solución se llevará a término cuando toque.
Así que si eres de los que de todo lo que sucede, hace un mundo, deja de hacerlo, porque al final, te ocurrirá como al del cuento del lobo y nadie te hará caso, que es el peor escenario.
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