En la vida, para vivirla con alegría hace falta ilusión, pensar en cosas que te motiven, que lo que haces sirve para algo, en definitiva, que tienes planes de futuro, seas cuales sean. Por eso, cuando pierdes la ilusión por algo, lo mejor que puedes hacer es dejarlo. Hay cosas que no podrás dejar, aunque no tengas mucha ilusión con ellas, como el trabajo, ya que son tu sustento, pero entonces, tienes que potenciar el resto de las que sí lo hacen, para compensar a las que no lo hacen, pero tienes que hacer.
Y no es fácil, pero lo que es imposible, es tener la posibilidad de abandonar aquello que no te ilusiona y no hacerlo. Lo que no te ilusiona, te quita mucha energía de lo que te ilusiona y pierdes mucho más tiempo en contrarrestar esa desilusión, por eso, no debes seguir, siempre que puedas abandonarlo. Y no será fácil dejar algo, en lo que entraste porque te ilusionaba, ya que siempre te preguntarás si, aguantando un poco más, habrías podido volver a ilusionarte y mejorar lo que pretendías mejorar, pero debes hacerlo, porque cuando entras en esa dinámica, o algo cambia radicalmente y entonces volverás a ilusionarte y por lo tanto, volverás a aguantar, o será muy difícil que te ilusiones si todo funciona igual.
Si estás en esa situación de desilusión, piénsalo, cambia algo para intentar ilusionarte, o déjalo, es lo mejor.
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