Siempre hemos dicho que quien no hace, no se equivoca y que preferimos a personas que intentan innovar, aunque a veces fracasen estrepitosamente, que aquellas que hacen lo de siempre, precisamente por temor a fallar.
Pero lo cierto es que cuando alguien tiene ideas muy a menudo, y la mayoría suelen fallar, entonces habría que valorar si es necesario seguir aplicándolas, o no, puesto que nos retrasarán más que adelantar. Pero antes de apartar a esa persona del equipo, o hacerle ver que su trabajo no sirve, quizá deberíamos intentar explicarle que las ideas que tiene, las tiene que madurar y que simular su aplicación, para conseguir que su aplicación sea un éxito en lugar de un fracaso.
Así que, para las ideas que "no se encienden", lo que tenemos que buscar es un enchufe, que las haga lucir, de manera que funcione. Y al que las tiene, hay que echarle una mano, para que encuentre el enchufe, antes de ponerlas en marcha.
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