En las empresas se piensa que todo se hace con un simple chasquido de dedos, sobre todo las direcciones. El problema radica en que cada uno cree que sabe más que los demás y por lo tanto, se vuelven locos con lo que quieren, sin pararse a pensar si es lo mejor. Además, por otro lado, hacen las planificaciones en papel, que lo aguanta todo y contando más mentiras que verdades, lo que deja, a los pies de los caballos, a los que al final tienen que montar la solución que se propone.
Y claro, al que llega de nuevas, les suele caer algo que hacer, que debería llevar hecho hace varios días, pero tiene que estar para dentro de un par de ellos, porque se han comprometido y no tienen nada. Al final, el chiste del consultor, es algo completamente real, donde el último que llega se lleva todos los golpes, simplemente por ser el último que llegó. Y si, además del chiste de aquella entrada que publicamos, os leéis la entrada entera, veréis que siempre, al último en llegar, se le suele "apretar, por apretar".
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