Por muy grande que sea el grupo de amigos, de trabajo, de familiares,... al final, cuando hay que hacer algo, siempre están dando el callo, los mismos. Eso, en sí mismo, no es ni bueno, ni malo, siempre y cuando se les valore y se les cuide. De no hacerlo, puedes encontrarte, de repente, que los de siempre dejen de hacerlo y entonces, no tendrás a nadie, lo que te generará un problema.
Por eso, lo mejor es rotar. Crear pequeños grupos dentro del grande y procurar que cuando un grupo haya trabajado, el próximo trabajo lo haga otro y así, hasta que todo el equipo tenga una ronda, para volver con el primer grupo. De ésta forma, los que siempre están dispuestos, no se quemarán y los que nunca están dispuestos, trabajarán, al menos, de vez en cuando, ya que lo urgente, casi siempre, lo harán los de siempre.
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