Cuando te vas de vacaciones, donde siempre (ya sea playa o montaña, el pueblo,...), vuelves relajado, pero no tanto como cuando sales de vacaciones a un sitio al que no vas con tanta facilidad (viaje por varios países, con amigos, crucero,...). Y es que, cuando rompes con todo, haciendo algo muy distinto, se consigue desenchufar mucho más y por lo tanto, el descanso mental es mayor.
Y hablamos de descanso mental, porque pasa justo lo contrario con el físico, ya que, por lo general, te pegas más paliza viendo distintos sitios, museos, espectáculos, etc.
Pero como siempre decimos, unas vacaciones, lo que deben dejarnos descansar es la cabeza, que es la que tenemos completamente embotada del trabajo diario y, sobre todo, la rutina. Y eso, con unas vacaciones distintas a las de siempre se consigue. Recuperas fuerzas, vuelves con ganas al trabajo y, sobre todo, esas fuerzas, las vas a transmitir al equipo que, durante un tiempo, funcionará mejor.
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