Por más que nos den instrucciones, no escuchamos y así nos va. Estamos en el médico nos dicen algo y al salir contamos lo que nos da la gana y luego nos quejamos, porque lo que nos dio el médico no funciona y no es eso, es que no hemos escuchado y por lo tanto hemos hecho otra cosa, por lo que es normal que no se nos pase lo que sea. Y así con todo.
Y es que, oír (salvo que tengamos sordera), oímos, pero no nos da la gana procesar aquello que oímos, de manera que lo escuchemos, lo asimilemos y, o bien contestamos porque no estamos de acuerdo, o bien ponemos en marcha lo que sea, porque hemos escuchado y sabemos cómo hacerlo.
Así que, por muchas orejas que tengamos, si no ponemos atención cuando nos hablan y no hacemos por entender al interlocutor, cuando habla, os aseguramos que iréis fatal por la vida, ya que al final no os enteraréis y las cosas no saldrán como estaba previsto.
Y es que, oír (salvo que tengamos sordera), oímos, pero no nos da la gana procesar aquello que oímos, de manera que lo escuchemos, lo asimilemos y, o bien contestamos porque no estamos de acuerdo, o bien ponemos en marcha lo que sea, porque hemos escuchado y sabemos cómo hacerlo.
Así que, por muchas orejas que tengamos, si no ponemos atención cuando nos hablan y no hacemos por entender al interlocutor, cuando habla, os aseguramos que iréis fatal por la vida, ya que al final no os enteraréis y las cosas no saldrán como estaba previsto.
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