El título de ésta entrada parece que es falso, ¿cómo nos va a gustar complicarnos la vida?, pues sí, nos encanta. De no ser así, la economía sería sencilla, pero no, es complicada. Las relaciones humanas, serían sencillas, pero no, son complicadas. El trabajo sería sencillo, pero no, es complicado. Y así, con cada una de las cosas que hacemos.
Por poner un par de ejemplos, hacemos leyes, que no tienen sentido y luego cuesta un montón cambiarlas, porque claro es una ley. O bien, las contabilidades, en las empresas y administraciones nos ponemos barreras de gastos, que no deberían estar, porque tienen que seguir unas normas (impuestas por nosotros), que debemos cumplir.
Al final, pudiendo vivir bien, con la simple regla de que los de derechos de una persona o empresa, acaban donde empiezan los de otras personas o empresas, todo debería funcionar, pero no, nos gusta complicarnos. No hay más que ver la imagen, en lugar de bordear el laberinto, para llegar al queso, intentamos resolver el camino, a través del laberinto, para llegar a él.
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