Hace años, para muchas empresas (la mayoría), el cliente era el centro de su negocio. Una de las razones por las que El corte Inglés era tan codiciado, es porque nunca discutían con los clientes, siempre tenían razón y el servicio, por lo tanto, era impecable.
Pero ahora todo ha cambiado y el cliente tiene razón, sólo si no va a afectar a mi cuenta de resultados. Y en ese punto, en nuestra opinión es donde empezaremos a fracasar como empresa.
Obviamente no puedes permitir que los clientes te tomen el pelo, pero ante un cliente, que viene con razones que no puedes desmontar, tienes que admitir su queja y tramitarla, sí o sí.
Y de esa misma manera, tampoco una empresa puede tomar el pelo a un cliente, vendiendo cuero sintético (por muy buena imitación que sea), a precio de cuero de verdad.
Así que, si tenéis una empresa, mimar al cliente y hacerlo de la mejor manera posible, dándole un servicio de calidad, poniéndote en su pellejo y en lo que a ti te gustaría que te hicieran en ese caso, sólo así, simplemente con el boca - oreja, tu empresa crecerá, de la otra manera, por el mismo método, os aseguramos que podéis hundiros.
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