Cuando una persona hace algo, que cree que es perfecto y luego se da cuenta que no es así, se vuelve loca intentando convencer a más gente para hacer lo mismo, de manera que no sea el único torpe que hizo eso.
Y es que, cuando alguien grite, lo que hemos puesto en el título, no siempre hay que hacerle caso. De hecho, casi nunca hay que hacer caso a las personas que venden las cosas que hacen, como si fuesen la panacea, ya que, casi nunca lo son y lo hacen sólo para evitar ser la única persona en hacerlo mal.
Y es una actitud muy egoísta, ya que, si te has equivocado y lo sabes, lo que tienes que hacer es pregonarlo a los cuatro vientos de manera que nadie más caiga en el error, pero eso, sería ser buena persona, solidaria, en definitiva, sería ayudar al resto y eso, muy pocas personas lo hacen.
Así que, cuando os llegue alguien con una idea revolucionaria y con ganas de que te metas en ello, estudia bien en qué vas a participar o mucho nos tememos que vas a fracasar.
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