A la hora de diseñar un sistema, hay dos formas de hacerlo. "Perdiendo" mucho tiempo en analizar las necesidades y diseñar el sistema final o bien, empezar a construir el sistema e irle añadiendo lo que nos haga falta sobre la marcha.
En la mayoría de los casos (al menos lo que hemos visto), se hace de la segunda forma, porque por un lado, puedes entregar software funcional mucho antes, lo que da tranquilidad al cliente, pero se pierde mucho en rendimiento, ya que el código está parcheado.
Quizá por eso está ahora tan de moda los microservicios, que son las mínimas unidades de código (abarca mucho más: código, base de datos,...), que aíslan una funcionalidad del sistema, de manera que cuando se integran todos juntos, funcionan como un todo. Pero claro, no todos los sistemas se pueden desarrollar así y para ver si el tuyo lo necesita, lo menos que puedes hacer es volver a "perder" el tiempo en el análisis.
En definitiva, si no "perdemos" tiempo en hacer buenos análisis, ese tiempo "ganado", lo PERDEREMOS, en el día a día de la aplicación, bien en rendimiento, bien en mantenimiento,... De ahí que sea fundamental tener claro lo que se quiere y "perder" todo el tiempo del mundo en tenerlo cristalino, sólo de ese modo, luego GANAREMOS mucho en el uso de la aplicación.
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