En julio hablamos del arma de doble filo que era el control horario, que se impuso por ley en las empresas. Pues bien, revisando el horario de algunos empleados, se puede observar como ese arma de doble filo, de la que hablamos, está ocurriendo.
Tenemos por un lado empleados que hacen un uso adecuado de la herramienta, de manera que se puede ver días que hacen horas de más y otros que hacen de menos y casualmente, son los más productivo y con los que menos problemas se tienen y por otro lado tenemos empleados que hacen su horario casi al segundo y casualmente también, son aquellos que más vaguean.
Nuestra impresión no es otra que la que ya adelantamos en su día, como siempre, el que trabaja y no mira el horario, puede ser despedido por no hacer su horario, los días que no lo hace y el que vaguea (que se pondrá alarmas, para cuadrarlo), siempre está el tiempo definido, por lo que no podrán acusarle de nada. Eso desde el punto de vista de la empresa y desde una inspección de trabajo, al que trabaja, le reñirán por hacer más horas unos días que otros, aunque en el cómputo, salga correcto y al otro le dirán que hace muy bien su jornada.
Así que seguimos con la opinión de que las leyes (ya sea ley, convenio, acuerdo,...) son para los vagos, que son como niños y siempre andan escondidos, mientras que el resto, hacemos lo que podemos.
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