Pues sí, en muchos sitios, hoy es el primer día de vacaciones de Semana Santa y será un día extraño, lejos de las celebraciones religiosas (oficios, estaciones, procesiones,...) y lejos para los no religiosos, de los lugares habituales (montaña, playa,...).
Y es tiempo para pensar, para recogerse en casa y mirar por la ventana, anhelando esos días en lo que disfrutabas de tus vacaciones, además de con la familia, con los amigos, tomando unas cervezas, disfrutando, en definitiva, de la libertad de hacer lo que te daba la gana.
Y decimos que es tiempo de pensar, porque este maldito virus, quizá no es tan maldito y cuando lo tengamos controlado (porque lo haremos), pensemos más en la vida que llevábamos y que ahora anhelamos. En una vida de prisas, de querer hacer todo y ¡ya! y pensar más en el ahora, en disfrutar cada segundo, en centrarte menos en tu trabajo, para disfrutar más de familia, amigos, aficiones, en definitiva, de disfrutar de lo que tenemos, porque cualquier día, un insignificante virus te lo puede quitar, temporal o definitivamente.
Pero mucho nos tememos que eso no va a pasar. Tenemos la fortuna de teletrabajar y que esto no nos afecte en el tema laboral pero no hemos notado una relajación en ese aspecto, los jefes siguen pidiendo resultados, controlan más si cabe que antes y están deseando que esto vuelva a la normalidad, para seguir con el mismo ritmo, o incluso un poco más fuerte, ya que hay que recuperar el "tiempo perdido".
Lo dicho, aprovechemos estos días para pensar, y disfrutar de ellos, intentando que cada uno de nosotros, volvamos con otra idea a la normalidad, de manera que, aunque alguno quiera que todo siga igual, si somos más los que no queremos eso, igual, cambiamos el mundo.
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