Pues sí, ahora que hablan de volver a tener en España unos pactos como los de la transición, donde todos los grupos se sienten a pensar cómo hay que llevar este país adelante y hacer los cambios necesarios para ello, resulta que unos y otros, empiezan con tiranteces.
Y esta vez estamos de acuerdo en que tienen que estar todos, algunos quieren excluir a algunas partes, pero eso, no puede ser, no lo fue en la transición y no debe serlo ahora. Deben sentarse todos los líderes y hablar, entenderse y ceder, porque los pactos van de ceder, como se suele decir, "un pacto en el que las dos partes creen que han perdido, es un buen pacto", porque han hablado, han discutido y han cerrado un acuerdo, que no convence del todo a ninguno, por lo que hay un poco de cada, que es lo bueno.
No tenemos mucha esperanza en que esto salga adelante, entre otras cosas porque, como siempre decimos, con Aznar (y quizá con Rubalcaba), se acabaron los políticos de estado, los que intentaban consensuar cosas, que buscaban el bien del país, los las llamados llamadas "hombres personas de estado". Que son aquellas, que intentan llegar a acuerdos, para que su país salga beneficiado, equivocándose muchas veces, pero intentado siempre hacerlo por el bien general. Ahora eso, no lo vemos en ninguno de los actuales líderes, lo que hace que tengamos muchas esperanzas en que salga adelante.
Pero como la esperanza es lo último que se pierde, esperemos que al final, de repente, aparezca alguien que los ilumine y se lleven a cabo esos grandes pactos, que lleven a éste país a una reconstrucción, como la de la democracia, restableciendo derechos y sobre todo, asumiendo obligaciones, porque quizá, en estos últimos tiempo, se habla demasiado de derechos, para olvidarnos de la otra parte (muy importante), que son las obligaciones y de no cumplirlas, no tienes derecho, para exigir tus derechos (valga la redundancia).
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