Hemos encontrado unas cintas, de esas que los jóvenes de hoy en día no saben ni lo que son y que rebobinábamos con un bolígrafo bic, que ajustaba a la perfección. Y claro, teníamos que escucharlas, por aquello de la nostalgia.
Así que nos hemos puesto manos a la obra y hemos buscado el último walkman que tuvimos un Aiwa TX506, que era de lo mejor que había cuando lo compramos. Pues bien, en aquella época, en que lo digital era lo último, éste, que lo era, ya tenía su obsolescencia programada, pero claro, era todavía la época en que las cosas duraban toda la vida y en aquella obsolescencia, les ponían muchos años y como avanzaba más rápido la tecnología, que la obsolescencia, tuvieron que ir reduciéndolo.
Al lío, que nos despistamos. La falta de uso de este dispositivo y su caducidad programada, han hecho que pongamos la cinta y no funcione. Así que lo hemos abierto (gran error) y le hemos cambiado las gomas de arrastre, que estaban mal. Al montarlo todo de nuevo, se han roto partes, ha caído algo de electrónica y como no podía ser de otra manera, aunque hemos conseguido que arrancase todo, no funcionaba como debía.
Así que, con mucho cuidado, hemos recogido los restos del cacharro y lo hemos guardado para enseñárselo, cual museo de los horrores a generaciones futuras.
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