El refrán, "vísteme despacio, que tengo prisa", no puede ser más cierto. Y es que, vemos cada día en nuestros equipos, que muchas personas que van muy rápido haciendo las cosas, al final, las tienen que repetir varias veces, hasta que están bien hechas. Por otro lado hay muchas otras, que parece que tardan mucho en hacer algo, pero al final, cuando lo acaban, no les falta nada y funcionan como se espera.
Casi siempre, en ambos casos, se ha tardado lo mismo en hacer la tarea, pero el coste de una y otra es muy distinto. Y es distinto, porque una vez que se acaba un desarrollo, hay que probarlo y mientras que en el caso del que lo hace rápido, la tarea vuelve a toriles, varias veces, en el del que lo hace lento, no, por lo tanto, además de los recursos de quien desarrolla, hay que sumar más tiempo de los que prueban, implantan, etc... que en el caso del que va lento, pero seguro, es mucho menor y por tanto reduce el coste del desarrollo.
Así que, en vuestros equipos, fomentar que las cosas se hagan bien, aunque en principio penalice el tiempo, porque al final, no te lo vas a ahorrar y se te dispararán los costes.
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