Todos sabemos los problemas que tiene Internet y la cantidad de fraudes que nos pueden hacer. Y claro, cuando eres consciente de ello y caes, lo único que sientes es vergüenza, porque te han pillado.
Pero es lo menos que tenemos que tener, porque cada vez los fraudes los sofistican más, lo que hace que caer, sea muy sencillo.
Como reglas habituales, nosotros hemos dejado de utilizar los favoritos en los navegadores, ya que es muy fácil que alguien los cambie, por mucho que se esfuercen los fabricantes, así como hacer búsquedas en Google y pinchar en el enlace, es otra de las maneras de llevarte donde no es.
Por eso, habitualmente el acceso a casi todo lo hacemos tecleando la dirección y si nos olvidamos de ella, buscamos en Google, hasta dar con la que nos suena buena y la tecleamos, que es la única manera de llegar a un sitio válido.
Cierto es que los informáticos, que solemos tener la dislexia de serie, como nos equivoquemos escribiendo una palabra, acabaremos donde no es (que también usan ese truco, cambiar letras de la url para engañarnos) y caer en su trampa.
Por eso, si caes, ajo y agua y a intentar no volver a hacerlo, que será muy probable que nos vuelva a pasar.
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