Los que tenemos la suerte de vivir fuera de una gran urbe, tenemos algo más cerca cosas que sólo nosotros podemos disfrutar. Cuando éramos pequeños, veíamos a nuestros abuelos, recoger de todo de sus terrenos, ya sean patatas, tomates, judías,... hasta uvas, con las que se hacía vino.
Y siempre recordaremos ese sabor, que los vinos comerciales no tienen, entre otras cosas, porque son comerciales. El vino de nuestros abuelos, era peleón, pero con un sabor muy especial y sobre todo, hecho con un cariño, como ningún otro vino puede hacerse.
Hemos tenido la suerte de probar recientemente un vino hecho de esa forma, simplemente uva prensada y a madurar y nos ha recordado (y transportado), a esa juventud (de niño no nos lo daban), en la que probamos aquel vino hecho en casa, que tiene otros tintes, que ninguna cosa actual, por muy bien que la valoren, puede superar.
Y es que, lo que hacemos con cariño, lleva algo, que nadie puede valorar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta lo que quieras, pero no lo uses para hacerte publicidad, o el comentario será eliminado.