Cuando estás dando un servicio y el cliente te pide esfuerzos, no contemplados en el contrato, tienes siempre dos opciones, hacerlos o no hacerlos y dependiendo de cómo sea el cliente, puedes tomar cualquiera de las dos decisiones o verte obligado a hacer una de ellas.
Por eso, en la gestión del servicio, debes tener a alguien que tenga la facultad de tomar la "temperatura" al cliente, para saber exactamente hasta donde puede tensar la cuerda, sin que se llegue a romper y con ello, conseguir que el contrato se cumpla y además, que el cliente no te deje.
Eso sí, en esa misión, habrá momentos tensos, que hay que saber manejar, de manera que el cliente no nos tome el pelo, pero que a su vez, no sienta que se lo estás tomando tú, por lo que volvemos a lo dicho anteriormente, del tira y afloja.
Y la verdad es que, las personas que hacen ese trabajo, tienen bastante estrés por dos razones, la primera porque no es sencillo manejar ciertas situaciones y la segunda, porque tienen presión tanto por parte del cliente, como por parte de su empresa.
Así que elegir bien a ese perfil de persona, para que no se hunda en la miseria, porque no todas valen para ese trabajo y puede que pierdas algún empleado en el camino y lo que es peor, a algún cliente.
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