La verdad es que nos quejamos demasiado y a veces pensamos que sólo sabemos gruñir, algo que debe evitarse, si queremos sacar lo mejor de nuestros equipos.
Y es que, cuando tienes un aspecto ante la vida, la vida te devuelve ese aspecto, por lo que si diriges un equipo y estás siempre de mal humos, las personas que lo integran no tendrán ganas de trabajar.
Es complicado no enfadarse, sobre todo si tienes razón, pero os aseguramos que sacarás mucho más, siendo amable, que regañando a las personas. De hecho, muchas veces, en lugar de ver qué se hace mal y pensar mal de la persona responsable, quizá debas preguntar a la persona en cuestión, si tiene algún problema, si necesita algo de ti, en definitiva, empatizar con esa persona, de manera que te explique lo que le ocurre y con ello, recibe el toque de atención, sin percibir agresividad, lo que hará que reaccione mejor.
No obstante hay personas que ni por esas y esas personas, si después de darles un toque, siguen igual, la única opción es el despido, de manera que no lastre al resto del equipo. Como siempre, en el medio está la virtud, por lo que tendrás que equilibrar ese genio, para sacarlo sólo en casos puntuales.
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