El estrés, eso que parece que no es nada y se controla con meditación y demás cosas, qué fácil es decirlo y qué complicado es hacerlo.
Porque por mucho que medites, por mucho que intentes hacer las cosas, pensando que tan solo es un trabajo, que me echen si no les gusta como hago las cosas, etc... cuando estás ahí, tienes responsabilidad y te tocan las palmas, entonces, las cosas se complican y entras en una línea muy mala, de no descansar, de tener desgana por hacer las cosas y al final, todo eso, se nota en tu rendimiento.
Por eso, volviendo a meternos en que es fácil decirlo, debemos aprender a no estar pensando en ser el mejor en el trabajo, porque da lo mismo, es triste, pero es así y simplemente, pensar en que mañana es miércoles, que hay que pasar este martes como se pueda y que el viernes lo tenemos a la vuelta de la esquina, para poder disfrutar al máximo desde que dejas de trabajar el viernes, hasta que vuelves al lunes.
Y sobre todo, no dejar que otros, que parece que su objetivo es dejar mal a todo el mundo, te amarguen la existencia, entre otras cosas porque no te lo mereces y ellos, no se merecen que les hagas ese aprecio. Disfruta del día y piensa que tenemos el viernes a la vuelta de la esquina.
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