Cuando compramos cosas, queremos que nos duren para toda la vida y hacemos lo imposible porque así sea, pero por mucho que nos cueste, hay productos que llega un momento en que tenemos que tirarlos, para poner unos nuevos.
En en caso de los muebles de jardín es algo que pasa. El estar a la intemperie, por mucho que los cuides, tarde o temprano les pasa factura y llega un momento en que hay que deshacerse de ellos. De hecho, cuando más "naturales" sean, más riesgo tienen de
ser atacados por insectos, hongos, etc... que harán que el mueble acabe arruinándose.
ser atacados por insectos, hongos, etc... que harán que el mueble acabe arruinándose.
Por eso, muchas veces pensamos en muebles de piedra, de hierro, etc... que son mucho más resistentes, eso sí, mucho más incómodos, pero que su durabilidad es mucho mayor.
Como decimos siempre, la sociedad consumista en la que vivimos, nos lleva a cambiar a menudo de objetos, pero en algunos casos, además de la sociedad, la vida del producto no da pasa más y sólo queda, tener que tirarlos, para que vengan otros nuevos.
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