¿Cómo una palabra tan corta, puede incordiar tanto? Y es que, siempre que planteas algo, lo que sea, siempre, hay alguien que la suelta y no porque le parezca que es mejor hacer las cosas de otra forma, o porque esa persona esté segura de que lo que planteas no funciona, no, lo suelta, porque simplemente, le gusta negar todo aquello, que no ha sido pensado y reflexionado por ella.
Así que hay que lidiar continuamente con esa palabra, de manera que, o planteas las cosas, de manera que no tengan ni un resquicio, que admita un NO por respuesta, o bien, tendrá que asumir que tendrás uno o más NOes, que te obligarán a plantear lo que sea, de otra forma más clara, que vaya convenciendo a todos.
Y es que, como decimos en el título, habría que prohibirla, porque no el lo mismo, ante una idea que te presenten, negar la mayor, que plantear pequeños cambios, sobre la base de quien la presenta. Sabemos que para aquellas personas que os gusta negar, es difícil hacer ese ejercicio, entre otras cosas, porque no tenéis nada que aportar, hasta que os ponéis a estudiar la situación.
Así que, si os gusta ayudar, desterrar de vuestro vocabulario el NO y empezar a usar condicionales del tipo ...y si en vez de hacer, hacemos..., quien os esté contando algo será mucho más receptivo y las cosas funcionarán mucho mejor.
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