Una de las cosas que peor llevamos es que, cuando ya estamos a punto de acabar la jornada laboral, llegue el cliente con problema, del que ha tenido conocimiento 2 horas antes. Y lo llevamos mal, porque nos gustaría poder dar una solución lo antes posible a las cosas, pero claro, si cuando sucede el problema no te lo comunican y lo hacen justo al cierre de la jornada, con mucho pesar toca decirle que se verá al día siguiente y que la próxima vez, lo comunique antes.
Hay clientes que se toman bien, cuando les dejas "tirados" y otros que piensan que eres su esclavo y que tienes que hacer horas extras para solucionar el problema. De hecho, para algunos clientes los retrasos causa de ellos, tienes que asumirlos en tu tiempo y conseguir revertirlos, algo que también debes pelear, para que no sea así.
Y esto es la gestión del cliente, que entendemos que es algo normal, ya que, por un lado el cliente quiere que se le haga lo máximo posible, por el mínimo coste y el proveedor justo lo contrario, lo mínimo posible, por el máximo coste. Por eso, el tira y afloja entre los interlocutores de un lado y otro, son bastante complicados y en ocasiones hay situaciones bastante tensas, que hay que tratar con tiento, para no romper la relación.
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