La vida es un continuo camino de decisiones, que además debes tomar para poder seguir adelante y eso, no es nada fácil.
Una de las decisiones más complejas, es el cambio de trabajo. Y es compleja, porque das el salto de algo conocido (funciones, jefes, compañeros, clientes, proveedores,...), a algo completamente desconocido, aunque las funciones sean parecidas.
Y es que, el ser humano, desde que dejó de ser nómada, los cambios es algo que no llega a aceptar demasiado bien y ve en cualquier cambio, muchos riesgos, sin valorar las ventajas. Y la verdad es que, si te pones a valorarlo todo, los cambios suelen traer más alegrías que penas.
En el caso del trabajo, muchas personas no lo hacen, por la pérdida de antigüedad, que en el nuevo trabajo, en caso de despido no tendría. Pero por mucho que eso sea, si te aumentan el salario, en cuanto tiempo has ganado ya ese despido improcedente, que te tendrías que pelear, ¿en 3 o 4 años?, quizá compense el riesgo.
Así que, no seamos resistentes a los cambios y juguemos con ellos. Y eso sí, en cualquier cambio, sobre todo laboral, intenta quedar lo mejor posible con los que dejas, porque nunca se sabe si en algún momento, no te tocará volver.
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