Cuando tienes un cliente que no hace más que pedir cosas, sin ningún tipo de prioridad y va cambiando las cosas según sopla el aire, ocurre algo increíble y es que no paras de trabajar, pero la sensación ante el exterior es que no se está haciendo nada.
Y la verdad es que la sensación es cierta, porque como estás abriendo muchos frentes, pero sin cerrar ninguno, realmente trabajo acabado no hay, lo que hace que, el cliente piense que no se hace nada, el equipo está con un nivel de estrés muy alto y al final, no se cumplen las expectativas.
Cortar esa dinámica, además, es muy complejo, ya que el cliente es el responsable de la misma y te pide las cosas sin orden. Y claro, normalmente los equipos de desarrollo, aunque tienen relación con el cliente para hacer las cosas, no tienen poder para mandarle bien lejos llegado el caso, por eso, la única arma que tienen es escalarlo al responsable del negocio y muchas veces éste, por no perder al cliente, va muy suave, con lo que consigue que sigan tensionado el trabajo.
Por otro lado, en muchas ocasiones, cuando se escala, es el propio negocio, el que arremete contra ti, porque no das la capacidad que espera el cliente y cuando te quejas de que no te dan las suficientes personas y herramientas, entonces se tensa la relación dentro de tu propia empresa. Y eso, te lleva a no quejarte y seguir con el estrés.
Así que muchas veces, cuando un equipo se desmiembra y salen de la empresa los integrantes, no entendemos como la dirección muchas veces se sorprende, ya que antes de que eso ocurra, seguro que más de un aviso le habrán dado. Pero así son las empresas y muchas veces te explicas, porqué van las cosas como van.
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