Muchas veces, en el día a día, cuando ves a una persona adulta, con la misma cara que tiene el niño de la foto que ilustra la entrada, nos sorprende, ya que un adulto no tiene ningún derecho a enfadarse como un niño, pero los hay y es asombroso.
Y es que, las personas adultas, tenemos que ver las cosas como lo que somos, y no como niños, ya que sabemos el porqué de las cosas y tenemos que razonar e intentar convencer y en caso de no hacerlo, ver qué tenemos que hacer para conseguirlo, no simplemente enfadarnos.
Pero, sobre todo, debemos escuchar a quien no convencemos, no vaya a ser que tenga razón y seamos nosotros, los que tenemos que cambiar de opinión, de manera que hagamos lo mejor en cada caso.
Por desgracia, muchas personas no lo hacen y toman esa pose infantil, que lo único que consigue es que, en lugar de convencer, hagan que, quien no está de acuerdo, se refuerce en su posición y no te tomen en serio.
Así que pensarlo, no seáis infantiles y ante los problemas buscar soluciones y acuerdos, donde os tocará ceder. Y recordar que un buen acuerdo es aquel en el que ninguna de las partes esté contenta con el mismo, porque significará que ambas parten han cedido y el acuerdo es válido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta lo que quieras, pero no lo uses para hacerte publicidad, o el comentario será eliminado.