Que estén los contagios como están no nos extraña nada. Nos quejamos de los políticos, pero nosotros no nos quedamos atrás, ya que vayas donde vayas, está lleno y muchas de las personas a las que ves, a pesar de la prohibición, van sin mascarilla.
Y es que, si queremos que esto pare, volvemos a insistir, ¿de verdad necesitamos que nos prohíban las cosas, para que las hagamos? De hecho, vemos que con prohibir no sirve, sólo si se multa es efectivo y la verdad es que es una auténtica pena.
Estos días hemos ido a varios sitios y la verdad es que, yendo a los sitios a horas que no son de aglomeraciones, efectivamente no las hay, pero en el momento en que habitualmente se llena, salida del trabajo, fin de la siesta, aperitivos,... efectivamente, se llena. Así que esos momentos de aumento de personas, era el momento en el que directamente abandonábamos el lugar.
Por eso, cuando lo normal es que si algo esté lleno, lo que se haga es irse, vemos que no es así, porque según van llegando los primeros, no para hasta llenarse.
Así que si estamos como estamos, con esta variante tan contagiosa, podemos echar la culpa a los políticos, a otros, o a quien nos dé la gana, pero de verdad, pensemos si nosotros, lo estamos haciendo bien, porque quizá tengamos bastante culpa también.
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