Cuando alguien pide algo, que necesita un estudio de tu parte, debes entregarle un libro en blanco para que pueda dar rienda suelta a su imaginación, de manera que puedas hacerte una idea de lo que quiere, para que puedas ofrecerle la solución.
Ahora bien, una vez que te hayas leído su libro y hayas propuesto tu solución, intenta entregarle ahora tu libro, completo, de manera que se lo pueda leer y entonces aportar cambios.
En ningún caso, para las dudas que te surjan, dejes páginas de tu libro en blanco para que los rellene el otro, ya que no tendrá tus ideas en la cabeza y por lo tanto, no será correcto lo que diga. Cierra tu libro y que te propongan correcciones que serán discutidas.
En definitiva, como decimos en el título, no dejes que otro piense por ti, porque casi seguro que lo que piense, enmarañe lo que pensaste tú.
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