El otro día fuimos a tomar unos torreznos a un bar, que los trae de Soria y los cocina muy bien. Pues bien, asombrosamente, salieron a la mesa salados y demasiado fritos (por no decir quemados).
Eso, que es algo que se ve (el exceso de fritura), es algo que no nunca debe salir a la mesa del cliente y quien debe evitarlo es el cocinero, pero estamos bajando el nivel de nuestro amor propio, cada vez más.
Además, corres el riesgo de perder clientes, porque muchas veces y fue el caso del otro día, a pesar de que vamos mucho, esta vez llevábamos a una persona nueva, que tenemos claro que ahí, no va a volver, por lo que pierdes potenciales clientes.
Así que, aunque hemos titulado la entrada con lo que nos ocurrió, esto se puede llevar a cualquier área, haciendo que el cliente obtenga por lo que está pagando y no algo distinto, que le cobras además al mismo precio.
Como siempre decimos, cuidar mucho a los clientes, son los que hacen que vuestra empresa funcione, ya que, sin ellos, no existiríais.
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