Cuando se hace un chiste, más si se hace con el aspecto de una persona, tienes que estar muy seguro que el mismo no va a dañar a esa persona o su entorno, de no estar seguro mejor no lo hagas, o puede pasarte lo que le pasó a Chris Rock en los Óscar.
Y aunque es cierto que últimamente se nos está yendo la mano, precisamente por los sensible que es la población a las bromas y que si hoy vieras cualquier parodia de Martes y Trece en televisión, al día siguiente serían portada en los periódicos y hasta podrían pasar unos días en prisión, hay ciertas sensibilidades que no deberían tocarse, sobre todo, en cuanto a las enfermedades, que es algo contra la que poco o nada, puede hacer una persona.
Por nuestra parte, la verdad es que hay pocas cosas que nos ofendan, de hecho nos gusta mucho el humor negro y aunque a veces caiga sobre alguno de nosotros, sabemos reírnos de nosotros mismos (o no nos han llevado hasta nuestro límite).
Divertiros, ser felices, hacer bromas, reíros hasta que os duela la mandíbula, pero, como decíamos al comienzo, si al hacer una broma, pensáis que alguien puede sentirse ofendido, abortar la misión.
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