Hace unos días hablamos de las operaciones de estética y que meterse en el riesgo de una operación para mejorar nuestro aspecto, es algo que debemos valorar mucho. Ahora bien, hoy venimos a plantear justo lo contrario, cuando nuestra salud está mal y una operación puede solucionar el problema.
Efectivamente los riesgos de la operación son similares (depende de cada operación, claro), pero la situación en la que estamos y que nos lleva a la operación no lo es. Como dijimos el otro día una operación es un riesgo y si estás sano, meterte en ella puede acarrearte problemas, que no tendrías en caso de no hacerlo. Ahora bien, si tienes un problema de salud, que sólo puedes solucionar con la operación, debes asumir los riesgos, ya que, si sale bien, mejorarás tu salud.
En definitiva, que las operaciones son un incordio y siempre que se entra en el cuerpo, de una manera invasiva, hay riesgos. En nosotros está ver si nos compensa o no. Y en muchos casos, el decidir no operarse, por el riesgo que tiene, puede derivar que un día tengas que operarte de urgencia y entonces, la operación no es igual porque no se entretienen en hacer mejor las cosas, si no en salvarte la vida.
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