Cuando tienes un puesto de asesor, en el que los que te contratan te piden consejo, pero eres uno más dentro de otros que asesoran lo mismo, llega un momento en el que, si tienes claro que tu cliente va a al vacío y no te hace caso, porque se fía más de los otros a los que contrató, sólo te queda relajarte y esperar la caída, para observarla desde arriba, claro.
Es cierto que, en muchas ocasiones, esa caída no se produce y el que estabas equivocado eras tú, razón por la que se suelen contratar en ocasiones a más de un asesor, de manera que, con la información de todos, el que tiene que tomar la decisión, lo haga de una manera más segura, pero lo que es seguro es que, de todos los contratados, unos mirarán la caída y otros se encumbrarán como los buenos asesores.
Por otro lado el que contrata, una de las cosas que tiene que mirar es la experiencia de cada uno y las razones que da para dar su postura, porque no todo es blanco o negro hay muchos grises que es importante observar y en esos grises, es donde está la verdadera solución, entre otras cosas, porque es ahí, donde tendrás la solución. De hecho, el fin, que es lo que normalmente se plantea, es es mismo y son los caminos para llegar los que difieren, por lo que quizá el problema, muchas veces, sea que ese fin no es claro y de ahí, tantas diferencias.
Por lo tanto, si estás en el lado que pide asesoría, define muy bien el fin y que les quede claro a todos y si están en el de asesor, asegúrate de entender bien el fin, de manera que el camino que aportes sea el óptimo y sé flexible a la hora de ver otros caminos, ya que, entre todos, seguro que conseguís el mejor posible.
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