En cualquier proyecto de vida, por pequeño que sea, se suele empezar por algo, que en un principio parece imposible, pero que, poco a poco y con mucho trabajo, empieza a ser posible. Y llegado ese momento es cuando necesitamos dar el salto, para convertir ese "empieza a ser posible" en una realidad.
Y casi siempre, ese salto, implica aumentar la inversión, ya sea porque tienes que contratar más personas, porque tienes que ampliar máquinas, porque tienes que abrir un local,... en definitiva, invertir, para luego amortizar y ganar. De ahí que no sea una decisión sencilla y por lo tanto muchos no dan a tiempo y lo que "empieza a ser posible", deja de serlo, para fracasar.
No obstante, en muchas ocasiones, no es necesario invertir mucho y puede hacerse por fases. Por ejemplo, si necesitas una oficina, puedes usar tu domicilio o bien una empresa de coworking, que reciben tus llamadas, disponen de salas de reuniones, a un coste mucho menor que una oficina propia. Y así con todo, en lugar de comprar servidores, se pueden alquilar servicios (correo, web, etc...) para luego ir ampliando. De esta forma, vas asumiendo riesgos, pero despacio y vas viendo ese "empieza a ser posible", hasta donde llega, pudiendo dar marcha atrás, sin demasiado impacto.
Lo importando de todos modos, es seguir intentándolo y corregir los errores para, poco a poco, si crees en tu idea, llegar a conseguirla.
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